La NASA se dispone este viernes a lanzar el Atlantis hacia la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), a pesar del pronóstico de mal tiempo, para la última misión de un transbordador espacial, que pasará a la historia después de 30 años.
"Esta mañana es el principio del fin de la era del transbordador espacial", dijo Allard Beutel, portavoz del Centro Espacial Kennedy, desde donde se prevé el despegue del Atlantis a las 11H26 locales (15H26 GMT).
Unos 2.000 periodistas, tres veces más de lo habitual en un lanzamiento, llegaron al complejo espacial ubicado en Cabo Cañaveral, Florida (sureste de EEUU), y la NASA estima que al menos 750.000 personas presenciarán el histórico vuelo del transbordador.
Pero el estado del tiempo podría alterar los planes, ya que sólo hay 30% de probabilidades de que existan las condiciones meteorológicas propicias para un lanzamiento, dijo Beutel.
Aparte de esa incertidumbre, "no hay ningún problema técnico hasta el momento que impida el lanzamiento de Atlantis", agregó el portavoz.
El llenado del tanque externo del transbordador, con casi dos millones de litros de hidrógeno y oxígeno líquidos a muy baja temperatura, comenzó como estaba previsto, poco después de las 06H00 GMT del viernes.
Los cuatro astronautas de la tripulación, tres hombres y una mujer estadounidenses, fueron despertados a las 04H30 (08H30 GMT). Después del desayuno y de un examen médico final, se pondrán sus trajes espaciales de color naranja hacia las 11H00 GMT y comenzarán a abordar el Atlantis poco después de las 12H00 GMT.
La misión 135 y última de un transbordador estadounidense tendrá 12 días de duración y consistirá en entregar 3,7 toneladas de alimentos y equipos a la ISS, para permitir que la estación orbital y su tripulación permanente de seis personas cuenten con suministros durante un año.
El envío a distintos museos del país de los tres transbordadores que restan de la flota inicial de seis -el prototipo, Entreprise, nunca voló, y dos se perdieron en distintas catástrofes, el Challenger en 1986 y el Columbia en 2003, provocando la muerte de 14 personas en total- dejará a Estados Unidos sin un vehículo propio para enviar a sus astronautas en órbita.
Tras el regreso del Atlantis, la NASA dependerá de los Soyuz rusos hasta el desarrollo de una nueva nave espacial estadounidense, que no será antes de 2015, como muy temprano. Varias empresas privadas compiten para ofrecer un medio de transporte de astronautas y carga a la ISS.
El retiro de circulación de los transbordadores es motivo de nostalgia y tristeza para muchos, sobre todo en el área cercana al Centro Espacial Kennedy, llamada "Costa Espacial".
Unos 27.000 puestos de trabajo se perderán con la finalización del programa de transbordadores, cuyo reemplazo no se ha definido aún.
"Es como perder a un ser querido", explicó recientemente Marcia Gaedcke, presidente de la Cámara de Comercio de Titusville, una ciudad de 45.000 habitantes cercana al Centro Espacial Kennedy, que perderá el 40% de los 8.000 puestos de trabajo directos eliminados.
"No tenemos idea de lo que será el futuro del programa espacial. Es totalmente desconocido", dijo Garry Broughton, un ingeniero de United Space Alliance, una empresa subcontratada por la NASA. "La gente es despedida todos los días", dijo a la AFP este profesional, que perdió su trabajo después de 32 años de carrera.
La amargura también se percibe entre los astronautas.
"Es duro porque tenemos muchas menos posibilidades de volar al espacio cuando hemos dedicado toda nuestra vida" a eso, reconoció el astronauta Steve Robinson en una entrevista con AFP.
"Pienso que mantener a los transbordadores en funcionamiento unos años habría sido una solución posible para evitar que Estados Unidos se encuentren sin acceso al espacio para sus astronautas, pero ahora es demasiado tarde", dijo Robinson, que voló cuatro veces en un transbordador.