El 8 de abril de este año el Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM) ha descubierto un asteroide: 2011 GP59 de 60 metros. Los científicos estiman que está compuesto por hierro y níquel. Se verá con telescopios de sólo 20 centímetros.
Este pasará cerca de la Tierra este viernes y por su lento desplazamiento entre las estrellas podrá ser visto por los aficionados que dispongan de un telescopio de tan sólo 20 centímetros.
El 2011 GP59, como ha sido bautizado provisionalmente por la Unión Astronómica Internacional, tiene unas dimensiones cercanas a los 60 metros y fue detectado la noche del pasado 8 de abril.
El centro mallorquín ha informado este viernes del descubrimiento de este objeto a través de su estación robótica de detección y seguimiento de Asteroides Cercanos a la Tierra (NEOs) de la sierra de La Sagra (Granada).
En su comunicado explica que tras su hallazgo el asteroide fue seguido por otros observatorios y su descubrimiento fue comunicado al Centro de Planetas Menores de Boston (MPC), determinándose que su órbita inicial es cercana, pero no peligrosa para la Tierra.
El observatorio mallorquín destaca que, según la British Astronomical Association, se trata de la mejor oportunidad de observar y estudiar un Asteroide Cercano a la Tierra (NEO) de los últimos años debido a su buena localización en el cielo, su relativo lento desplazamiento, su tamaño y su proximidad a la Luna.
Las observaciones de los próximos días por parte de diferentes telescopios y puntos del planeta permitirán confirmar la naturaleza y características de ese cuerpo.
En el momento de su máximo acercamiento a la Tierra, señala el Observatorio Astronómico de Mallorca, alcanzará un brillo de magnitud de alrededor de 13,2 y se desplazará por el cielo a unos 180 segundos de arco por minuto, el equivalente a recorrer el diámetro de la Luna llena cada 10 minutos.
Su órbita es del tipo Aten, interior a la Tierra, entre Venus y nuestro planeta, pero su "excentricidad" ha favorecido su detección y observación. En las imágenes del descubrimiento ya se vislumbró en él un inusual y brusco cambio de brillo cada pocos minutos.
Estudios fotométricos realizados en las últimas horas desde observatorios como el de Lowell (Arizona-Estados Unidos) confirman que ese amplio cambio de brillo responde al rápido período de rotación de un objeto extremadamente estrecho y alargado, que cuando muestra una de sus caras refleja mucha más luz que cuando muestra uno de sus polos o extremos.
La amplitud de ese cambio de luz es de más de 2 magnitudes, y su período de rotación, de tan sólo 7,3 minutos, lo que estableció todo un récord en cuanto al rango de variabilidad y velocidad rotacional.
Una conclusión que se deriva de su estudio preliminar, se indica en la nota, es que su composición debe ser monolítica y casi forzosamente metálica. Posiblemente se trate de un fragmento muy alargado de hierro-níquel de más de 60 metros en su eje longitudinal.
Cualquier otra estructura rocosa se despedazaría al no poder soportar su rapidísima rotación y la fuerza centrífuga producida al girar.
Especulaciones de última hora intentan buscar también un origen artificial al objeto, como una parte de un cohete con esa forma alargada y metálica, pero ni su órbita ni su tamaño se ajustan a ningún objeto lanzado desde la Tierra.
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