Un granjero estadounidense entró a su gallinero como todas las mañanas pero ese día no era como los demás ya que se topó con unas de sus gallinas, “Roberta”, agonizando.
“Vi a la gallina y me acerque y la tome en mis manos. Intentó levantar su cabeza, peor no resistió y murió”, expresó el granjero.
Pero luego quedo sorprendido al ver en el nidal el legado de su gallina. Un huevo gigante de 138 gramos dos veces y media más del peso común, que ronda entre los 50 y 60 gramos.
“No podía creerlo. Abrí el gallinero y en el nidal estaba este huevo monstruoso”, dijo el granjero, quien a modo de broma dijo que lo mejor que puede hacer con el legado de su querida Roberta es un enorme omelet.
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